
Celupin había tenido días muy duro, pero trabajó sin descanso alguno, sólo así podrían combatir aquel virus terrible que había invadido todo el Planeta Neurón.
Tal como le había indicado su maestro, Celupin con su gran ojo fue visualizando los daños causados y notó algo muy curioso, en la medida que se conectaba con la célula que había sufrido daño, éste irradiaba rayos que para su sorpresa iban desapareciendo lo alterado en la célula, pero aquel virus era potente, por eso le contó lo sucedido al maestro y éste le dijo: “ Celupin, si con tu amor estás logrando eso quiere decir que la Fuente del Amor será nuestra mejor arma para combatir el virus”.
El maestro llamó inmediatamente a los demás, para informar de lo acontecido, la esperanza había resurgido en el Planeta Neurón.
Todos reunidos como cuando eran aprendices. En ese instante, entró el maestro y les dijo:
̶ Debemos visitar el portal de la Sabiduría, allí encontraremos la Colmena que contiene todos los elementos necesarios para que ustedes se nutran de su néctar y puedan transmitirlos a las células que sufrieron daño. ̶
Así cerraron los ojos, y todos estaban en el Portal de la Sabiduría. Allí todo era blanco como las nubes, y en la medida que caminaban, se tornaban de otro color, parecía que pinceladas dibujaban su conocimiento, pero representado en colores. El maestro les dice:
̶ “nuestro conocimiento es quien alimenta este portal, quien no se educa o adquiere saber sano, este lugar le será incoloro y una gran roca impedirá su entrada. Debemos avanzar, para llegar a la colmena, allí podremos tomar todo lo necesario para ayudar a nuestras hermanas. Démonos prisa. ̶ Acotó el maestro.
En ese preciso momento, una gran roca semejante a una colmena con cristales incrustados de todos los colores, estaba ante los ojos de los aprendices.
El maestro nos advierte que, para entrar al Portal de la Sabiduría, tenemos que contar con la Llave de la Paciencia, esta se nos otorga cuando estamos preparados y poseemos el poder que nos brinda el conocimiento y que además se requiere cuidarla como un gran tesoro, porque esta permanece con nosotros si utilizamos lo aprendido como una herramienta para ayudar a otros, y que es la clave para que nunca se pierda.
Todos regresamos con el cristal a la estación y sin perder más tiempo cada uno fue a hacer su tarea.
El maestro nos contemplaba y estaba allí para apoyarnos en esta misión. De nosotros dependía se salvará el Planeta Neurón.