Malabarista de Sueños

Malabarista de Sueños

Historia basada en un hecho real

EL MALABARISTA DE SUEÑOS

Aquel malabarista de sueños, su historia yo la conocí, pues un día me lo confesó y aún sigue escribiendo su historia en las diferentes avenidas, en la que muchas de ella, ya hoy le han dado por siempre la bienvenida.   Para que no dejen de soñar, el mensaje que nos deja este malabarista es que vuelen siempre hacia su destino, allí les espera un nuevo horizonte donde podrán rehacer su vida, construir sueños y ver crecer los capullos de la esperanza ante sus ojos, actuando siempre en forma honrada, ganándose la vida con trabajo y constancia, porque esa es la única forma como podrás tener abundancia y la bendición de todos, porque habrás obrado bajo los principios de la fe cristiana.

 — Abuela, Abuela Rachel. ¿Ese malabarista de sueños es el que está en el semáforo? — preguntó mi nieta.— ¡No, Andrea! Ya de eso hacen 20 años esos hombres de zancos que hacen vidas en las avenidas anzoatiguenses para ganarse el pan diario, deberían de hacerle una estatua como la que erigieron a Bombón en tiempos del “no volverán”, en mi pueblo natal— Expliqué reflexionando.— Abuela, Abuela Rachel. Y ¿quién es Bombón? Calla, Andrea. Llegó tu mamá y nos regaña— Me reí a carcajada, y mi nieta me imitó.Ah, ya veo que se divierten. ¿De qué se ríen? — Dijo mi hija Lili.Y mi nieta, cómplice respondió—De nada mami, solo que me dio risa el nombre de esa estatua de ese hombre grande allá en Barcelona, cerca del río Neverí. —Ah, ese es ¡Bombón! Si su nombre es muy gracioso Andrea. Bueno, se acabó el parloteo por hoy. Despídete de la abuela—Bendición abuelita y le guiñó el ojo, ya sabes el próximo es Bombón—

Me tocó revisar en mis viejos apuntes, aquellas notas que había realizado para rendirle homenaje a Bombón el hombre de los pies descalzos. Pero, ya saben, no podía defraudar a mi nieta. Era, la única que me hacía recordar mis tiempos de maestra cuando fui tan feliz entre risas y llantos de aquellos niños que hoy son hombres y mujeres y algunos volaron lejos de la Tierra de Gracia. Yo les voy a confesar, la historia que voy a contar a mi nieta no es real, pero solo ustedes sabrán el cuento del pobre Bombón, no me gusta que mi nieta se ponga triste.  Cuando llegue el momento les diré la verdad, guardo los apuntes de un blog y por supuesto ustedes lo podrán leer, luego. Y estoy segura, que mi historia recreada es el mejor homenaje que le podemos rendir a este niño trinitario que llegó a suelo venezolano.