Biofamilia: un nuevo concepto para la vida en la sociedad del siglo XXI

Biofamilia: un nuevo concepto para la vida en la sociedad del siglo XXI

La sociedad está conformada por familias, por tanto, son ellas las que requieren ser orientadas. Hay muchas familias desorientadas, no encuentran la brújula para enfocar su rumbo, por ello lo necesario de formar personas que ayuden a las familias a encontrar el camino que las lleve a tomar decisiones acertadas.
 La familia como institución básica de la sociedad, es abordada desde diferentes perspectivas disciplinarias debido a su directa vinculación con el despliegue de potencialidades que un ser humano es capaz de lograr en la vida. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Barahona, CEPAL (2006) la define “como una unidad en los estudios demográficos que representa todo un hogar o una parte de éste. Una familia estadística o una familia cendal generalmente se compone de todos los miembros de un hogar emparentados por consanguinidad, adopción o matrimonio” (p.11). Partiendo de la conceptualización, se puede acotar que es la familia la institución básica de la sociedad y esta viene conformada por todos los individuos que en ella cohabitan bajo el mismo techo.

Por tanto, la familia, se ha venido definiendo como un grupo de personas vinculadas y estrechamente conectadas por lazos afectivos, de parentesco y de consanguinidad; estos lazos vienen a ser los factores que la sujetan y la sostienen como entidad o grupo social articulado. Es interesante señalar que los lazos afectivos son tan eficaces como lo son cualquier otro tipo de vínculos; por cuanto estos permiten establecer agrupaciones familiares, al igual que otras formas de configuración, quedando al nivel de parentesco y consanguinidad. Por otro lado, analizando a Alberdi (1995) sobre los nuevos estilos de la sociedad actual, éste plantea que se caracterizan por la diversidad y también por la cohesión y la solidaridad, en la apuesta que hace el individuo por ejercer sus derechos y facultades de elección y decisión para establecer su propia cohabitación.
En el siglo XXI, la familia ha sufrido como institución social cambios que han venido acrecentando y provocando crisis dentro del núcleo familiar, a pesar de los esfuerzos, acciones y políticas en los diferentes países, por lo que la convierte en el punto de quiebre en la fractura social que hoy sigue más latente en el mundo. No obstante, como plantea Yesca (2015) “Los cambios sociales y culturales están obligando a los individuos a buscar alternativas de convivencia que se adapten a las nuevas condiciones establecidas por un orden social alternativo” (p. 37).

Ahora bien, en las sociedades funcionalmente diferenciadas lo que prima son las diferenciaciones promovidas por las especializaciones de operaciones que se asumen por diferentes sistemas sociales, y sabiendo que existe complejidad al realizar un estudio de la familia, entendiendo a esta como la base de toda sociedad. También cabe señalar que, la familia como institución social, sus características están relacionadas directamente con el contexto económico y social que la rodea, haciendo de ella un ente dinámico y cambiante al que se menciona invariablemente cuando se habla de integrar al desarrollo de nuestro país, a sectores marginados de la sociedad. Otro aspecto, que cabe resaltar , es que en cualquier nación se debe implementar políticas sociales que faciliten la convivencia social armónica, facilitando los procesos para que estas logren desempeñar sus funciones acorde con sus sistemas los valores fundamentales que la distinguen como sociedad.
Las familias en el mundo deben adaptarse a los cambios que exige la sociedad actual, y que dependiendo de su naturaleza fundamentada en principios y valores sólidos y su capacidad de resiliencia para vencer cualquier adversidad, le permitirá formar hombres y mujeres con ética y virtudes que lo caractericen “buenos ciudadanos” y prevaleciendo la Biofamilia, concepto que defino como: “la vida en familia en su espiralidad existencial dentro de la sociedad”