¿Son tiempos de caos en las sociedades contemporáneas?

¿Son tiempos de caos en las sociedades contemporáneas?

Teoría Del Caos (1960): ¿ por un vicio se puede perder una nación?
La teoría del caos inicialmente se ideó de cara a explicar la existencia de divergencias en los resultados de la aplicación de modelos matemáticos, meteorológicos o astrológicos. Sin embargo, dicha teoría es aplicable a una gran cantidad de disciplinas, incluyendo las vinculadas a las ciencias de la salud y las ciencias sociales. Una de las disciplinas científicas en las que dicha teoría tiene cierta aplicabilidad es la psicología.
Las nuevas ciencias del caos y la complejidad tratan de establecer una teoría unificada de los sistemas no lineales, y reclaman ser tan trascendentes como la mecánica de Newton, la evolución de Darwin o la relatividad de Einstein. Buscan una teoría unificada de los sistemas complejos de adaptación basada en técnicas matemáticas como las involucradas en los algoritmos genéticos y digitales. Así lo señala Peat (1999):
(…) el término científico «caos» se refiere a una interconexión subyacente que se manifiesta en acontecimientos aparentemente aleatorios. La ciencia del caos se centra en los modelos ocultos, en los matices, en la «sensibilidad» de las cosas y en la reglas sobre cómo lo impredecible conduce a lo nuevo (…) La cultura científica que desde hace cien años nos domina cada vez con mayor intensidad –algunos dirían que incluso somos sus prisioneros– ve el mundo en términos de análisis, cuantificación, simetría y mecanismos. El caos nos permite liberarnos de esas limitaciones. Si sabemos apreciar el caos, podemos empezar al mundo como un flujo de modelos animados con giros repentinos (…) la idea se aplica desde la medicina y la economía, hasta la guerra, las dinámicas sociales o las teorías de cómo se forman y cambian las organizaciones. El caos está dejando de ser una teoría científica para devenir una metáfora cultural. En cuanto a metáfora, el caos nos anima a cuestionar algunas de nuestras creencias más queridas y nos incita a formular preguntas acerca de la realidad. (p. 4-8)

      De allí que en los sistemas sociales, así como en los sistemas naturales, la presencia y el consecuencial aumento de la entropía es un proceso constante. Así lo considera Balandier (2001) al considerar que la entropía social proviene tanto de la dinámica interna de las estructuras sociales como de medios externos a ella. En consecuencia, la complejidad es un efecto del abordaje aplicado a los objetos de estudio concebidos bajo el influjo de un modelo, no una propiedad ontológica intrínseca de aquello que se analiza. Según Reynoso (2004): 

No hay entonces una escala que pertenezca naturalmente al orden empírico que se somete a análisis. La complejidad, en estos términos, es básicamente un constructo teórico y el efecto circunscripto de una aplicación modélica, pero también un dispositivo analítico de extraordinaria ubicuidad epistemológica y poderosas consecuencias teóricas, ya que permite dar cuenta de procesos y fenómenos absolutamente disímiles entre sí.(p. 56)

     Los sistemas caóticos no provienen del azar tienen cierto espacio común que define sus características: algo que determina su comportamiento en un tiempo y espacio determinados. Son muy sensibles a las condiciones iniciales. Massé Narváez (2008), cuando expresa “….Dos fantasmas recorren el mundo. Es la Teoría del Caos y el Pensamiento Complejo. Tiemblan ante ellos los que se han formado en la regularidad de los fenómenos. La inseguridad que les genera hace crisis en sus paradigmas, a los que creyeron acabados y completos (...)”(p 8).
   Por lo que, un cambio muy leve en el punto de partida puede conducir a resultados enormemente diversos en el punto de llegada, lo que hace al sistema bastante imprevisible. Otro elemento que los identifica es que los sistemas caóticos, aparecen al azar desordenados pero de hecho no son así. 
    Debajo de la aparición por azar hay un sentido del orden y del modelo. Los sistemas regidos en verdad por el azar no son caóticos. Por el contrario, los sistemas ordenados predichos por la física clásica, se caracterizan por las anomalías, pues en este mundo del orden, como bien lo señala Gleik (1994) gobierna el caos: 

El caos salva las fronteras de las disciplinas científicas […] plantea cuestiones que desafían los usuales métodos científicos de trabajo. Defiende con vigor el comportamiento universal de lo complicado […] los defensores más entendidos de la nueva ciencia, llegan al extremo de declarar que el siglo XX se recordará sólo por tres cosas: la relatividad, la mecánica cuántica y el caos. Éste último, se ha transformado en sostén de la tercera gran revolución de la ciencia física en esta centuria.(p. 13)

   La enunciación del principio de entropía conmocionó a una ciencia que tenía como uno de sus principales bastiones la capacidad de predecir de manera determinista. Tan pronto como se conoció la tendencia al caos, se pensó en la autoaniquilación del universo. No obstante, existen posturas científicoepistemológicas optimistas, porque el caos no implica necesariamente la destrucción definitiva del sistema afectado. Del caos puede también surgir el orden. Mejor dicho, un nuevo orden. Rojas (2018):

Surgirán así, nuevas o renovadas formas sociales, bien para dar respuesta al caos originario, o para reafirmarlo en un retroceso histórico, usualmente incomprendido pero necesariamente útil para el crecimiento de la sociedad. Por ello, la entropía social es, por acción y definición, un fenómeno cíclico, complejo y dinámico, a partir del cual puede afirmarse que toda sociedad tiene en sí misma el germen de su diversidad, de su progresión, pero también del caos necesario para engendrarlo (p.1).

    Desde la complejidad, la aparente ausencia de orden, dada por el caos, ya no resulta un fenómeno patológico sino un aspecto constitutivo de la realidad. La complejidad explicita, entonces, un orden radicalmente diferente. Un orden en el que la incertidumbre, llámese inestabilidad, espontaneidad o libertad, domina a la exactitud y a la certeza. Sin incertidumbre no sería factible la complejidad. Finalizada la prolongada etapa de la entropización de los sistemas sociales, llega irremediablemente el caos. Los esfuerzos por impedirlo, a pesar de los fenómenos que se enfrentaron al proceso que lo produce, ceden inevitablemente. Unas veces de manera progresiva y con una manifiesta resistencia al cambio. Otras, con ostensible inmediatez y violencia.
   Cabe destacar, que Prigogine (1977) considera que se pueden esperar nuevos equilibrios surgidos de situaciones críticas, caóticas o que tienden a la incomunicación. A partir de sus estudios sobre estructuras disipativas que son de sistemas altamente desordenados en los cuales la conducta imprevisible de un elemento del conjunto puede conducir a una reestructuración armónica. 
   Estos sistemas de reintegración de fuerzas han sido estudiados, entre otras disciplinas, en la física, la química, la informática, la biología y las ciencias sociales. En la ciencia social ocurre algo similar, el antropólogo y sociólogo Balandier (2001) ha visto un paralelismo entre la búsqueda del caos de los científicos contemporáneos y el vocabulario posmodernista, particularmente con el concepto de desconstrucción.
      En consecuencia, el caos debe ser definido como concepto abstracto, y al caos social como manifestación de la dinámica de las sociedades. Para un número cada vez mayor de personas, el mundo se percibe como un lugar en el que crece el caos y esto se ha acentuado junto con el aumento del ritmo del paso del cambio. Es entonces la forma de amplificación de las desviaciones o imprecisiones iniciales la que determina la sensibilidad del sistema caótico y por ende sus restricciones de predictibilidad. 
    Este aspecto del caos se conoce popularmente como la parábola del efecto mariposa: el aleteo de una mariposa bastaría para desencadenar un huracán. Es decir, en condiciones de caoticidad, una pequeña causa puede generar un gran efecto irreversible. Antes de la aparición de la teoría del caos se pensaba que la aleatoriedad de un sistema caótico se debía a la enorme complejidad del mismo, lo que se interpretaba como el gran número de factores aleatorios externos que incidían sobre el sistema y lo tornaban impredecible. 
    Hoy se sabe que la caoticidad es una propiedad inherente a la propia dinámica interna del sistema, es decir, a su configuración, o sea, las interacciones locales que producen, como propiedad emergente, la caoticidad del sistema integral. Sistemas muy simples pueden ser caóticos, y a la inversa, sistemas complejos pueden no serlo. Analicemos esta metáfora: 

Por un clavo se perdió la herradura
Por una herradura se perdió el caballo
Por un caballo se perdió el jinete
Por un jinete se perdió la batalla
Por una batalla se perdió el reino»
Conclusión:
Por un clavo se perdió el reino.

Y vinculemos lo que puede ocurrir en la familia, utilizando la metáfora anterior desde la perspectiva del caos:
Por un vicio se perdió un niño
Por un niño se perdió un hombre
Por un hombre se perdió la familia
Por una familia se perdió la sociedad
Por una sociedad,se perdió la nación
Conclusión
Por un vicio se perdió la nación

A partir de lo anterior, la autora llama a la reflexión, porque como bien nos señala la teoría, esta pone en claro que el sello del caos lo constituye, no la complejidad ni el elevado número de variables intervinientes en el proceso, sino la sensibilidad a las condiciones iniciales, lo cual depende, a su vez, de la configuración de sus interacciones locales y que un solo hecho, aunque sea aislado puede alterar el todo en esa espiral donde todos formamos parte y que estamos necesariamente conectados a un mismo punto.Por tanto, dejo la siguiente interrogante ¿ por un vicio se puede perder una nación?.

Fuente: https://www.academia.edu/40098818/TESIS_DOCTORAL_RAQUEL_PE%C3%91A_PLC_JUNIO_2019